Vamos a descubrir la historia y geología de esta preciosa ruta de senderismo por Peña Amaya (Burgos), en pleno Geoparque de las loras.
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La ruta de Peña Amaya
Tuve un guía excepcional y es que fui con Alexander Pereda, de alfilodeloimprobable.com . Tiene un blog de rutas de montaña y naturaleza (echa un ojo porque te va a gustar).
Nosotros iniciamos la ruta desde el pueblo de Amaya y en vez de subir por la pista hasta el aparcamiento, tiramos directamente al collado. Escogimos la opción más complicada para ascender (en la que tienes que trepar un poco), pero hay opciones para todos los gustos. También se nos fue un poco de las manos tanto en distancia como en tiempo, pero es que estuvimos parando mucho para grabar y hacer fotos y buscar buenos encuadres. Por eso te voy a decir lo que se tardaría en condiciones normales.
- Distancia: unos 10 km
- Duración: unas 3 horas
- Desnivel: unos 600 metros
- Recorrido: circular
- Dificultad: baja, media/baja (según ruta de ascenso)
Recorrido
Salimos de Amaya por la pista que sube al aparcamiento (desde donde haces menos desnivel, distancia y tiempo). En seguida tomamos un atajo siguiendo un arroyo que te sube directamente al collado que separa Peña Amaya de Peña del Castillo. Hay un paso en el que tienes que usar las manos para trepar una roca, pero no entraña mayor dificultad. Al llegar al collado tomamos el camino que sale a la derecha, por la base de un cinturón de roca en la ladera que da a la Lora de Albacastro. Un par de cientos de metros más allá hay una trepada con varias estacas de metal clavadas en la roca. Si continúas hacia delante, el ascenso es más sencillo, pero nosotros decidimos trepar. No es un paso complicado, pero tiene cierto peligro, así que valora lo que prefieres.
La lora
Al llegar arriba alcanzamos la lora, con unas muy buenas vistas. Continuamos hacia delante con destino al punto más alto, donde se encuentra un vértice geodésico. Es una buena caminata donde el sol y el viento pegan fuerte y el terreno es bastante irregular. Una vez en la cumbre (1.377 metros), avanzamos un poco más hasta el límite de la lora para disfrutar de la panorámica de la planicie burgalesa. Desde allí se ve también Fuenteodra, donde están recuperando la iglesia de San Lorenzo Mártir.
Seguimos los hitos hacia la derecha hasta llegar a una pequeña vaguada por la que bajamos de nuevo hasta la base del cinturón de roca, pero esta vez por la ladera contraria. Es una pared en la que anidan buitres y tuvimos la suerte de ver un treparriscos. Parte del recorrido se hace por un sendero con una pared a un lado y una caída al otro, pero en ningún momento te da sensación de inseguridad.
El Castillo
Llegamos de nuevo al collado y nos acercamos a una cueva que hay al lado justo antes de atacar la canal que da acceso al castillo. Está bastante empinado, pero se sube bien. Al llegar arriba nos encontramos el emplazamiento de lo que fue el castillo (siglos IX a XIV), aunque poco queda más allá de unos agujeros en el suelo y amontonamientos de piedras. Gracias al dron pudimos intuir mejor el espacio que ocupaba, pero si esperas ver algo desde el suelo, olvídate. Eso si, la panorámica es brutal.
Desde arriba se pueden ver restos de la muralla y las ruinas de la villa medieval que se encontraba en la llanura a los pies de la peña. La localización de la fortaleza es increíble, con un acceso complicado.
Para bajar hay que tomar el mismo camino por el que hemos subido y girar a la derecha para rodear la peña por abajo.
Una vez que llegamos a las ruinas del pueblo puedes continuar hasta el aparcamiento (si es que has dejado allí el coche) o dar la vuelta y bajar por el arroyo de subida. Esta es la opción que tomamos nosotros, ya que tras 5 horas estábamos cansados.
Geología de Peña Amaya
No encontramos en el geoparque de «Las Loras» que comprende una gran cantidad de espacios diferentes en las provincias de Palencia y Burgos. Tienen en común su origen calizo del cretácico superior, pero la diversidad de formas es tremenda. Hay loras, cañones, cuevas, paisajes ruiniformes, cascadas… un verdadero espectáculo.
Lo que le da a peña Amaya ese aspecto de fortaleza son sus estratos. Nos encontramos con 2 cinturones calizos bien diferenciados, entre los cuales hay un estrato de margas. Aquí la erosión ha jugado un papel muy importante, ya que ha cambiado el paisaje original por completo. Esto lo explico mejor en el vídeo, pero te cuento un poco. Resulta que nos encontramos con un sinclinal colgado. Esto ocurre cuando los anticlinales se erosionan muy rápido, disminuyen su altura y finalmente quedan por debajo de los sinclinales. (te lo explico de forma gráfica en el vídeo).
Historia de Peña Amaya
Este territorio ha estado habitado desde hace más de 3.000 años y se ha derramado mucha sangre debido a su estratégica situación. Los primeros pobladores de los que tenemos constancia son los cántabros, que instalaron un castro. Había asentamientos similares muy cerca, como en Peña Ulaña, Monte Bernorio… En la edad del hierro es cuando despega en importancia y con la llegada de los romanos empiezan los problemas. Para el 19 A.C. ya lo habían conquistado y allí fundaron Amaia Patricia.
Después llegaron los visigodos y es que Leovigildo ocupa la ciudad en el 575, expulsando a los cántabros que no habían querido pasar por el aro. Se crea el ducado de Cantabria, de la que Amaya fue la capital. Esto siguió así hasta que llegaron los musulmanes en el 712 comandados por Táriq Ibn Ziyad, que arrasó la ciudad.
Hubo que esperar hasta el año 860 para volver a ver pobladores estables en la zona. Es en ese año cuando el Conde Rodrigo de Castilla construye la fortaleza y repuebla la ciudad. El castillo estuvo en uso hasta el siglo XIV.