Saltar al contenido
Fray Sulfato

Museo de la mina de Mequinenza

Hoy te voy a enseñar el museo de la mina de Mequinenza, así como algo de su historia y curiosidades de este pueblo minero. También tengo un artículo sobre los museos mineros de Teruel. Sigue leyendo que te lo cuento todo

Si quieres estar al día de lo que publico, puedes apuntarte a la lista de correo mediante este enlace  (comprueba la bandeja de spam) o suscribirte a mi canal de YouTube y Odysee.

Historia de Mequinenza

Mequinenza está en Zaragoza, al este de la provincia, limitando con Huesca y Lleida. Esta zona lleva habitada desde la prehistoria y es que se encuentra en un punto estratégico clave, donde se unen los ríos Segre, Cinca y Ebro. Es algo curioso porque se suele diferenciar muy bien las aguas de cada uno de los ríos. Llevan diferente carga de sedimentos , por lo que su color es distinto. Sea como fuere, la historia de Mequinenza ha estado ligada al río, para bien y para mal.

Vista de Mequinenza (Zaragoza)
Vista de Mequinenza (Zaragoza)

Destaca en lo alto de un risco una fortaleza con unas vistas de espanto. Allí han estado asentados los árabes y posteriormente los cristianos y sus muros han vivido 2 guerras: la de Independencia (asedio de Mequinenza) y la Guerra Civil Española (Batalla del Ebro). A pesar de ello, el pueblo viejo de Mequinenza se reconstruyó y siguió adelante, aunque en los años 60 del siglo XX…

El Mar de Aragón y el embalse de Ribarroja

En 1966, Mequinenza contaba con algo menos de 6.000 habitantes que se dedicaban mayoritariamente a la extracción de carbón. Por aquellos años hubo una vorágine de construcción de presas y embalses que pudieran suministrar energía eléctrica barata y agua en los momentos de sequía. Dos de esos embalses se proyectaron en el río Ebro en la zona de influencia del pueblo. El más grande, llamado embalse de Mequinenza, es el quinto más grande del País, con un volumen de 1.530 hm3. Por si no os acordáis de lo que es un hectómetro cúbico, son 1.000 millones de litros. Por eso es conocido como el Mar de Aragón y hoy en día atrae gran cantidad de turismo para realizar deportes acuáticos, pesca y demás.

Unión de los ríos Ebro, Segre y Cinca
Unión de los ríos Ebro, Segre y Cinca

Además se creó una presa en Ribarroja de Ebro (Tarragona) a casi una hora en coche de Mequinenza. El caso es que se crearía un embalse que cubriría gran parte del pueblo. Al final no fue así, pero ya se había llegado a un acuerdo con la empresa adjudicataria y el pueblo viejo se demolió, no sin antes construir un pueblo nuevo muy cerca. Las aguas cubrieron la mayoría de huertas y gran par de las calles de lo que fue Mequinenza y actualmente de lo poco que queda en pie son las escuelas, donde se encuentra el museo de historia.

Información de interés

Hace falta hacer reserva previa para ir. Nosotros casi no entramos por no hacerlo. Puedes hacerla en su página web. Importante, SOLO ABRE LOS FINES DE SEMANA.

  • La entrada general cuesta 6€. La reducida (de 6 a 12 años) son 3€. Los menores de 6 entran gratis.
  • Con la entrada se ven el museo de historia y el de la mina y la duración es de 2 horas.
  • Ambos museos son aptos para sillas de ruedas.
  • En el horario de invierno (del 1 de noviembre al 31 de marzo) los pases son los sábados y domingos a las 10:00 o a las 12:00.
  • En el horario de verano (del 1 de abril al 31 de octubre) los pases son los sábados a las 10:00, 12:00, 16:00 y 18:00 y los domingos a las 10:00 o a las 12:00.

Museo de la historia

Es un museo muy accesible, con pasillos y puertas anchas y rampas de acceso. Ocupa varias salas divididas con grandes paneles que te van guiando en un recorrido circular. La guía nos acompañó durante la hora que dura la visita, explicando las partes más importantes. Es bastante completo y aunque se centra mucho en todo lo que tiene que ver con el embalse y el Ebro, aborda temas como la naturaleza del entorno, los diferentes pueblos que se asentaron en sus tierras, la obra de Jesús Moncada o las fiestas de San Blas y Santa Águeda.

El agua es fundamental en la historia de Mequinenza y destacan los Llauts, unas embarcaciones que transportaban el lignito. Podían cargar hasta 30 toneladas de mineral y estuvieron surcando el Ebro hasta mediados del siglo XX. Aprovechaban la corriente para viajar hasta Fayón o Tortosa, donde descargaban el lignito y emprendían la vuelta. Cuando había viento, usaban las velas, pero cuando no, tocaba bajarse y tirar de los llauts con una soga. Fue a partir de los años 20 del siglo pasado cuando se empezaron a llevar mulas para remolcar las embarcaciones en el camino de vuelta. Algo similar ocurría con el carbón de Barruelo de Santullán, que viajaba en barcazas por el canal de Castilla a mediados del siglo XIX.

Museo de la mina de Mequinenza
Museo de la mina de Mequinenza

Museo de la mina

Tras acabar en el museo de historia, entramos al de la mina. Este se encuentra justo al lado, en una galería original adecuada a la visita. Fue inaugurado en 2010 y te permite adentrarte más de 500 metros siguiendo las capas de carbón.

Te ponen un casco y durante una hora la guía te acompaña explicando lo que vas viendo. El camino es perfectamente llano y accesible y han creado diferentes dioramas en los que se puede ver a maniquíes «trabajando», maquinaria de extracción (excavadoras, cepillos…) y un audiovisual. Me encanta que puedas tocar el carbón directamente de la roca y se nota que se ha invertido mucho dinero en dejarlo perfecto para la visita.

Breve historia de las minas de Mequinenza

Colonia obrera cercana a Mequinenza
Colonia obrera cercana a Mequinenza

Se cree que la extracción de carbón a pequeña escala en la zona se lleva a cabo desde el siglo XVIII. Fábricas de tejas, cal, vidrio y sobre todo, regaliz, consumían lignito para sus procesos. A finales de la década de los 40 del siglo XIX se abrieron algunas minas que cerrarían pronto debido a los altos costes de explotación. Durante todo este siglo, la producción no tuvo gran relevancia, a lo que había que sumar la baja calidad de los lignitos mequinenzanos. Su momento de esplendor llegó con la Primera Guerra Mundial, cuando subió tanto el precio del carbón que cualquier explotación era rentable. En el tiempo entre guerras, las minas volvieron a tener una explotación mínima, hasta que llega la Segunda Guerra Mundial y posteriormente la posguerra civil española. Los precios del lignito no se regularizaron y las industrias lo empezaron a usar en grandes cantidades.

En la década de los 60 del siglo XX empezaron a cerrar casi todas las minas y la creación del embalse de Ribarroja aceleró el proceso. Durante las siguientes décadas su único cliente fueron centrales térmicas próximas, pero dado su alto contenido en azufre y su baja calidad, nadie lo quería. Hubo que crear leyes que protegieran el uso de su carbón y aplicar cuantiosas subvenciones para que fuera rentable, pero en 2014 se decide cerrar las pocas minas que aún quedaban en activo.