Vamos a aprende un poco sobre el rastreo de animales en el campo, en este caso ayudados de la nieve. Es una actividad estupenda porque no necesitas más que fijarte y darte un paseo y con un poco de suerte, descubres un montón de cosas interesantes. Es recomendable llevar una guía de huellas y rastros así que si no tienes ninguna, te digo cuáles creo que son las mejores para que escojas la que más te convenga.
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Huellas en la nieve
La nieve es un sustrato estupendo para el rastreador y es que quedan marcadas perfectamente todas las pisadas, los arrastres, las encamadas… Tiene ciertas características que tenemos que tener en cuenta, pero es una de las mejores situaciones a la hora de disfrutar rastreando.
Lo primero que debemos saber es que las huellas en la nieve pueden ser un poco traicioneras. Cuando esta se reblandece, puede aumentar bastante el tamaño de la huella, por lo que nos puede llevar a error a la hora de medir sus dimensiones. Lo más fiable es buscar huellas recientes, pero no siempre podremos dar con ellas. También es muy habitual que distintos animales utilicen los mismos caminos, por lo que habrá huellas superpuestas incluso de diferentes especies. A veces podremos diferenciar bien unas de otras, pero lo más normal es que tengamos un jaleo tremendo de pisadas y no veamos nada o nos imaginemos animales extraños.
Te dejo una reseña de la guía de rastros y huellas que uso yo, por si estás pensando en comprar una.
¿Cómo encontrar huellas en la nieve?

Los animales, al igual que nosotros, tienden a gastar la menor energía posible, así que utilizarán las zonas más fáciles para desplazarse. Si un bicho puede utilizar un camino, lo hará, así que la mejor forma de buscar huellas en la nieve es darte un paseo por los caminos de tu zona. Lo más seguro es que esté lleno de huellas de otras personas, coches o perros y que te emborronen un poco el terreno, dificultando la búsqueda de rastros interesantes. Pero no está todo perdido porque lo que tenemos que hacer es fijarnos en los bordes. Los paisanos que van de paseo no se salen del camino, así que las orillas estarán poco «contaminadas» de huellas no deseadas.
Será fácil que encuentres varios rastros que entren o salgan del camino y una vez detectados solo tendrás que seguirlos para descubrir cosas increíbles. También te puedes meter monte a través, pero te va a costar más moverte y tu campo de visión se verá reducido, por lo que puede costarte más encontrar señales de presencia de animales.
Tipos de huellas de mamíferos
Si nos fijamos en la estructura de la huella de los mamíferos de la Península Ibérica tenemos 3 tipos diferentes.
Plantígrados

Son los animales que apoyan tanto la planta del pie y el talón como los dedos. Vamos, que apoyan el pie completo al andar. Los osos, los erizos y los tejones son plantígrados, aunque nosotros los humanos también. Para saber si es un plantígrado tenemos que ver 5 dedos con uñas y que apoyen toda la mano.
Dentro de este grupo tenemos los que no marcan la planta completa, pero que tienen el resto de características. Podemos llamarlos semiplantígrados y serían la marta o la garduña, por ejemplo.
Digitígrados

A este grupo pertenecen los animales que solo apoyan los dedos al caminar, quedando el talón en el aire. Podemos decir que andan de puntillas y suelen ser más sigilosos que otros animales. A este grupo pertenecen los cánidos (perros, lobos, zorros…) y los félidos (gato, gato montés, lince ibérico…).
Los digitígrados marcan 4 dedos y una almohadilla central y pueden o no macar las uñas. Por norma general, los félidos no marcan las uñas ya que estas son retráctiles. Pueden marcarlas en situaciones en las que necesiten un aumento de tracción (como por ejemplo si ascienden por una cuesta helada), pero es muy raro.
Ungulígrados

Aquí tenemos a los animales que caminan sobre la punta de los dedos (falanges distales) o las uñas. Sus uñas se han modificado para hacerse masivas y se han transformado en pezuñas (no en todos los casos). A este grupo pertenecen los ciervos, jabalíes, caballos, vacas…
Cuando un ser humano corre, lo hace apoyando solo los dedos ya que así se obtiene una mayor velocidad. Estos animales han evolucionado de esta forma por eso mismo, ya que suelen ser presa de carnívoros y correr es su mejor estrategia de defensa.
Técnicas de rastreo
Puede ocurrir que muchas veces no encontremos huellas claras y perfectas y no podamos decir a simple vista a qué animal pertenecen. Eso no quiere decir que no podamos conseguir un montón de información si nos fijamos un poco más. Incluso podríamos llegar a adivinar al autor con una alta probabilidad de acierto. Al rastrear tenemos que poner atención no solo a las huellas individuales, sino a los rastros (conjuntos de huellas), a los patrones que siguen las huellas, diferencias entre unas y otras, el entorno…
Por ejemplo, una huella aislada de mastín podría confundirse perfectamente con la de un lobo, pero estudiando un poco la etología de los animales (su comportamiento), sabemos que los lobos tienden a andar en línea recta mientras que los perros van de un lado a otro. Les gusta olisquear todo, por lo que su avance es errático. Gracias a esta característica podemos adivinar a quién pertenece ese rastro.
Separación y tamaño
Cuando un animal corre o se mueve por una superficie resbaladiza, separa los dedos para aumentar la tracción. Así que si vemos una huella en la que los dedos están muy separados, pues podemos pensar que es porque iba corriendo.
Las «manos» delanteras o anteriores son más anchas que las traseras o posteriores. De esta forma, cuando nos encontramos un rastro podemos ver por comparación cuál es cuál.
La distancia entre las huellas (distancia de paso) nos da información sobre el tamaño del animal. Esto es importante, sobre todo, en huellas no muy claras. Por ejemplo, unas huellas viejas de corzo aumentan su tamaño y se desdibujan, por lo que si no tienes el ojo hecho las podrías confundir con unas de ciervo. Una hembra de ciervo rojo siempre va a ser más grande que un macho de corzo, por lo que su zancada será mayor también.
Huellas poco definidas
Cuando la huella está bien definida es muy fácil ver la dirección de la marcha, pero también podemos adivinarlo en huellas medio borradas. Para que una huella se marque necesitamos un sustrato blando en el que se hunda la pata. Gracias a esto y si nos fijamos un poco, podemos saber hacia dónde caminaba el animal.
Al enterrar la pata en la nieve (en llano), al sacarla se va a erosionar la parte delantera (en la dirección de la marcha). Por esto mismo, la parte posterior (contraria a la marcha) está más definida y con un corte más abrupto. Esto ocurre porque al despegar la pata del sueño, la parte posterior no se vuelve a tocar, mientras que en la anterior se suele rozar al avanzar.