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Fray Sulfato

Espeleología en la cueva de Fuentemolinos

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Cuevas de conglomerado calizo

Aunque hay cuevas en diferentes tipos de rocas, las más habituales son las que se encuentran en terrenos calizos. Estas se forman mediante la disolución de la roca caliza por parte del agua (cuando tiene un poco de ácido carbónico), que se introduce por las diaclasas y va creando las cavidades. Con el paso del tiempo se hacen cada vez más grandes y se empiezan a formar los espeleotemas (estalactitas, estalagmitas, coladas, banderas, excéntricas…). Esto ocurre cuando el carbonato cálcico disuelto se deposita sobre la roca.

Lo raro es encontrarse cuevas en conglomerado o pudinga, más aún de este tamaño. Estas son las quintas cuevas más importantes del mundo de este tipo. El conglomerado es un tipo de roca sedimentaria formado por clastos, que son trozos de roca, aglutinados con un cementante. Tiene el aspecto del hormigón, y en esta cueva hay cantos rodados enormes formando la matriz, mientras que el cementante es de base caliza.

La cueva de Fuentemolinos

Cueva de conglomerado calizo (Cueva de Fuentemolinos)
Cueva de conglomerado calizo (Cueva de Fuentemolinos)

Se conoce la existencia de esta cueva desde hace mucho tiempo, pero hasta 1959 no se comenzó a explorar y crear un mapa. El primero solo reflejaba parte del primer nivel por donde discurre el río y se topografiaron 1.814 metros. En sucesivas expediciones (sobre todo por el Grupo Espeleológico Niphargus) se topografían 3.950 metros, pero en 1984 se descubren nuevas galerías y el desarrollo total de la cueva de Fuentemolinos queda en 4.086 metros.

Los conglomerados calcáreos se depositaron hace 35 millones de años, durante el Oligoceno. En este tiempo, los movimientos tectónicos crearon una serie de mini fallas en la zona, todas siguiendo una misma dirección. Algunas de esas fallas fueron aprovechadas por el agua para infiltrarse en el conglomerado y crear multitud de cuevas, entre ellas la que visitamos hoy. Otras se rellenaron con diferentes materiales, siendo el más representativo la pirolusita (dióxido de manganeso). Este será explotado en diferentes minas (también visitables) para la extracción de manganeso.

Espeleoaventura con Beloaventura

La empresa encargada de la explotación turística de la cueva y su conservación es Beloaventura y lo es desde hace más de 20 años, por lo que se la conocen como la palma de su mano.
Ofrecen 2 tipos de recorridos, siendo uno de ellos por el primer nivel con una duración de 3 o 4 horas y otro ascendiendo hasta el tercer nivel y estando dentro unas 5 o 6 horas. Nosotros hicimos el más completo, que también es el más exigente físicamente y el más bonito.

El gran lago de la cueva de Fuentemnolinos
El gran lago de la cueva de Fuentemnolinos

En el centro de recepción te dejan mono, botas de agua, calcetines gordos, casco, arnés, frontal, guantes… vamos, que sales con el equipo completo. Cuando estuvimos todos listos avanzamos por un camino hasta encontrar el arroyo que forma la cueva y ascendimos por la ladera. Hay un paso con desnivel, por lo que se han instalado una serie de líneas de vida para anclarte y subir con seguridad y unos pocos metros más arriba… la entrada a la cueva

Nos adentramos en la cueva

La boca por la que accedemos es bastante angosta y tenemos que entrar arrastrando el culo o de rodillas durante unos 7 metros. Llegamos a una cascada que tenemos que bordear y ya podemos ponernos de pie, pero los próximos 50 metros iremos por un tubo estrecho. Me encanta andar por el lecho del río subterráneo, aunque en algunas zonas el agua te llegue casi a las rodillas.
Una vez pasado este primer tramo, la anchura se abre bastante y la altura puede sobrepasar los 25 metros en algunos puntos. Empezamos a encontrarnos gran cantidad de espeleotemas , pero sobre todo destacan los enormes «cantos rodados» que forman la pudinga. Hay zonas en las que te tienes que agachar un poco, te toca trepar o apretarte contra la pared ligeramente, pero en general es un «paseo» apto para todo el mundo.

Subimos al segundo piso

Chimenea en la cueva de Fuentemolinos
Chimenea en la cueva de Fuentemolinos

Tras 1,2 kilómetros siguiendo el curso del río y viendo cosas super curiosas (que no os revelo por si hacéis la visita) llegamos a la galería del bosque. Aquí es donde acabaría la visita y se volvería hacia la salida desandando el camino de entrada, pero nosotros tenemos que llegar al tercer piso. A nuestra derecha aparece una gran colada por la que tenemos que ascender ayudándonos de una cuerda.

Tanto el segundo como el tercer piso son fósiles y esto significa que el agua ya no discurre por ellos, sino que se ha ido a niveles inferiores. Son las zonas con la mayor riqueza de espeleotemas y donde se encuentran los gurs y las excéntricas que de verdad, te dejan sin palabras. Es una zona más técnica y no apta para todo el mundo ya que hay desniveles considerables. El uso de cuerdas y líneas de vida es obligatorio en estos niveles porque en muchos tramos comunican con el primer piso. En varias ocasiones nos va a tocar salvar grietas y también tendremos que subir por una chimenea.

Acceso al tercer piso

La chimenea de 6 metros es lo que más te puede costar si nunca lo has hecho. Tienes que pegar la espalda a la pared y te impulsas con las piernas y brazos apoyados en la pared de enfrente. Llega un momento en el que te das la vuelta y ya se sube casi trepando. Este pequeño esfuerzo merece mucho la pena porque nos da acceso a la zona más increíble de la cueva, además de darnos una pequeña descarga de adrenalina.
Tras cruzar un par de zonas estrechas llegamos al lago. Tengo que deciros que es una de las zonas más bonitas que he visto dentro de una cueva, y he visto unas cuantas. Es un gran gurs en el que se han creado varias repisas correspondientes a los diferentes niveles del agua. Algunas de ellas parecen flotar y con la iluminación correcta se convierte en un verdadero espectáculo natural.

Laminador en la cueva de Fuentemolinos
Laminador en la cueva de Fuentemolinos

Después del lago llegamos a una pequeña playa de arena que termina en un laminador. Esto es una zona ancha pero con poca altura y que hay que atravesar completamente tumbado. He de reconocer que me lo pensé dos veces antes de entrar y que me animé porque el suelo era de arena. También hay que decir que era la persona más grande del grupo con diferencia. Me eché cuerpo a tierra y con los codos por delante me adentré en el laminador. La verdad es que una vez dentro no es agobiante, o al menos no como pensaba que sería y una vez más, el esfuerzo mereció la pena por mil. Nos encontramos ante una pared repleta a reventar de excéntricas que parecían llamas blancas devorando la roca. Tremendamente bonito y una vez más, de lo más espectacular que he visto en cuevas.

Camino de vuelta

Excéntricas en el final de la cueva de Fuentemolinos
Excéntricas en el final de la cueva de Fuentemolinos

Tuvimos que desandar el camino hasta llegar a una caída de casi 30 metros por la que descendimos haciendo rápel. Fue el paso más lento, pero nos ahorrábamos un buen trecho de rocas, así que fue la decisión más rápida. El descenso acaba en el río y tras reunir al grupo volvimos por el lecho de cantos rodados que nos condujo de nuevo a la entrada.

En total fueron algo más de 5 horas de recorrido que nos dejaron completamente impresionados, además de cansados y hambrientos, pero a esto le pusimos remedio en cuanto salimos. Fue una experiencia alucinante y si estáis por la zona, os recomiendo que os acerquéis porque merece mucho la pena. Por cierto, Beloaventura no me paga por deciros esto, simplemente os doy mi opinión sincera de lo que viví allí.