Cuando hablamos de plantas tóxicas, de las que te pueden matar, todo el mundo se imagina que para que tenga efectos devastadores te la tienes que comer o tomar en infusión. Muy poca gente sabe que hay un género de plantas (Aconitum), que te pueden matar solo con tocarlas y es del que vamos a hablar hoy en esta nueva entrega de plantas de uso tradicional.
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Descripción del género Aconitum
Aunque esta información la puedes encontrar en cualquier guía o web de botánica, creo que es importante aprender a diferenciarla y por eso haré una breve descripción de los puntos más característicos.
Voy a referirme a la especie Aconitum napellus ya que es la que aparece en el vídeo y la que tiene una mayor distribución, pero en la península ibérica tenemos otras 4: A.anthora, A. burnatii, A. variegatum y A. vulparia. Todas ellas son igual de tóxicas, así que nada de tocarlas.
Es una planta herbácea y perenne europea a la que le gusta la montaña, el clima fresco y húmedo. En España se encuentra sobre todo en la franja norte, aunque hay otras especies distribuidas por las cadenas montañosas del resto de la península. Crece hasta unos 2.000 metros de altitud, junto a arroyos o en claros de hayedos y florece de junio a septiembre (aunque otras especies empiezan en mayo).
Tiene tallos que fácilmente llegan a un metro de altura, aunque en otras especies del género pueden medir hasta 2 metros. Están coronados por un racimo de flores azules o moradas (amarillas en A. anthora y A. vulparia) que se diferencian muy bien porque uno de los sépalos adquiere una forma de casco que se llama galea y recuerda a un tipo de casco que usaban los romanos. Tiene multitud de estambres y entre 2 y 10 pétalos y el conjunto es una flor muy bonita y llamativa, que incluso se ha utilizado en jardinería.
Las hojas son palmeadas (en forma de palma), muy lobuladas y que pueden tener 5 o 7 segmentos. Tienen un tono verde oscuro y suelen crecer de forma alterna o helicoidal sobre el tallo.
Intoxicación, síntomas y tratamiento
Todas las partes de la planta son tóxicas; flores, frutos, semillas, hojas, tallo y sobre todo la raíz, ya que es la que mayor concentración de alcaloides tiene. Pertenece a la familia de las ranunculáceas, como el botón de oro (Ranunculus acris), y como tal tiene una gran cantidad de estos alcaloides. El más peligroso es la aconitina, que se encuentra en grandes cantidades en este género.
La forma más fácil de intoxicarte es consumiendo alguna parte de la planta o tomando una infusión, pero también puede ocurrir por simple contacto ya que se absorbe por la piel. Es tan tóxica que se han dado casos de intoxicación por consumir plantas cuyas raíces estaban en contacto con las del acónito. Además, tiene bastante facilidad para ser absorbida por las mucosas (boca, nariz, ojos…).
Los síntomas tras una intoxicación con acónito son bastante diversos. Empieza un picor de lengua, que se puede extender a las extremidades y la espalda. Notarás que se te duermen las manos, con ese hormigueo característico, tendrás escalofríos y bastante sudoración justo antes de notar fuertes calambres y muy posiblemente diarrea. Tu pulso caerá en picado y empezarás a ver borroso y después… se acabó. Bastan 2 mg de aconitina para ponerte en peligro y con 5 mg mueres seguro. Tienes entre 30 y 60 minutos para acudir a un hospital y que te traten con fármacos que combatan los síntomas o te hagan un lavado de estómago si es que la has ingerido, pero no hay antídoto. Solo un tratamiento paliativo te separa de la muerte y las primeras 24 horas son críticas, por lo que pillarlo a tiempo es vital.
Uso tradicional del acónito
Se trata de una planta que se ha utilizado en medicina para combatir los dolores del nervio trigémino, pero su dosis letal y farmacológica están muy próximas, por lo que la OMS (Organización Mundial de la Salud) desaconseja totalmente su uso debido a su alta toxicidad.
Uno de los nombres que tiene en castellano es matalobos porque cuentan que metieron varios trozos de esta planta en el cadáver de un burro y al día siguiente apareció todo repleto de lobos muertos. También se le conoce en el norte como hierba piojera o piojera a secas y es que se ha usado para hacer una infusión con la que se lavaba la cabeza a los niños que tenían piojos para eliminar a los ácaros. Este uso es tremendamente peligroso pero estaba bastante extendido en el medio rural. También se ha usado para tratar el ganado con esa misma afección.